Muchos días leyendo noticias me encuentro con situaciones como ésta en la que se ve claramente una infrautilización de alguna estructura pagada con dinero público. Y ahí es cuando empiezo a pensar en el por qué de este tipo de obras públicas que al final no llevan a ninguna parte.
Vivimos en un país en el que hay mucha envidia entre territorios. Si la provincia de al lado tiene un aeropuerto, ¿por qué no puedo tener uno yo también? piensan muchos. Muchas campañas políticas se mueven en base a la construcción de obras que quedan muy bien sobre el papel y sobre todo de cara a la galería. Lo que no entiendo es esa falta de eficiencia a la hora de planificar todo esto, y esa falta de solidaridad entre las diferentes provinicas, que en vez de moverse en la misma dirección por el bien común se pasan el día compitiendo y tratando de ser más que el vecino, aunque eso les cueste mucho dinero y una imagen patética a largo plazo.
Un claro ejemplo de esto es el enlace con el que he comenzado el artículo. Se crea una línea de AVE que no sirve para nada y poco más tarde se tiene que prescindir de ella para que el agujero de dinero no se haga más grande. Pero eso sí, la foto de inauguración muy bonita ella:

Y concretamente un transporte como el ferroviario, el cual en este país no se por qué sólo lo vemos como un sistema para mover personas del punto A al punto B, cuando en muchos países de Europa como Alemania éste es un método extensamente utilizado para transportar productos de la industria simple y llanamente porque acaba saliendo más barato y porque su impacto medioambiental acaba siendo también menor que moviéndolo todo en camiones. Que no nos extrañe luego que nos digan que nuestro sistema de transporte de mercancías por tren está al nivel de Vietnam o Turquía porque ese estatus lo hemos ganado a pulso.
Muchos ejemplos más podría poner no sólo del tema ferroviario, sino de las instalaciones de la expo de sevilla del 92 o de diversos aeropuertos. Pero bueno, hasta el sector privado en este país está un poco corto de miras y también tienen sus patinazos como las radiales de Madrid o el infame aeropuerto de Ciudad Real. Manda narices que haya tenido que llegar una crisis para que nos hayamos tenido que dar cuenta de estas cosas.
Así que antes de alardear de que somos un país con más kilómetros de tren de alta velocidad que la propia Inglaterra, Alemania o Estados Unidos, pensemos dos veces por qué lo somos y si de verdad necesitábamos tanto despliegue en este sentido.