Cuando miramos a Rusia y a su gente, nos es inevitable recordar su pasado como potencia mundial del bloque comunista que duró gran parte del siglo XX.
Las causas por las que el sistema socioeconómico que llevaron a la práctica no pudo salir adelante son muy diversas:
- Ineficiencias en el sector energético del país, lo cual provocaba que se tuviese que recurrir a la importación. Esto hacía que los «petrodólares» comenzasen a circular por territorio soviético, endeudando al país de forma lenta pero constante. También se podría mencionar en este punto la falta de mantenimiento de las cadenas de suministro de este sector, que desembocaron en desastres como del de Chernóbil.
- El sector agrícola tenía que subsistir con técnicas y maquinaria propias de la década de los 50. Además, mucha de la producción se echaba a perder en el viaje del campo al consumidor. Se hicieron grandes inversiones en este campo sin conseguir los resultados esperados, lo que endeudó más al país.
- Un sector industrial que se dirigía hacia un camino equivocado. Otros países como EEUU o Japón estaban apostando fuertemente por la alta tecnología y la innovación mientras que en la Rusia soviética se seguía dando fuerza a la industria pesada, al consumo desmesurado de recursos con su consiguiente peligro de agotamiento, y al descontrol de esta industria en cuanto a tasas de contaminación. Lugares como el lago Baikal sufrían las consecuencias de todo esto

- Disminución de la esperanza de vida de los soviéticos con la consecuencia de un aumento del descontento entre la gente de a pie, como indicaba en su día Herman Feshbach.
- Si por algo se caracterizaba el mundo soviético de la época, era por el papeleo, la burocracia, montañas de leyes y el exceso de politiqueo que causaban una falta de flexibilidad en la toma de decisiones y demasiada opacidad en la gestión de los recursos. Muchas leyes estaban enfocadas a la cantidad y no a la calidad, lo que me recuerda bastante a la política del Gran salto adelante de Mao en china. Acabó produciéndose mucho simplemente para ajustarse a las cuotas que se les exigían pero como contrapartida se descuidó la calidad y la mano de obra de las fábricas. Además, si una empresa por cualquier razón acababa siendo deficitaria, el gobierno la subvencionaba sin muchos miramientos haciendo que, una vez más, la deuda del país siguiese aumentando.
Toda esta acumulación de despropósitos acabó por convertir a la Unión Soviética en un agujero de deuda, corrupción, contaminación e ineficiencias.
Muchas personas, viendo que el modelo proporcionado por el mundo comunista no les iba a llevar a ninguna parte, comenzaron a buscarse la vida por otros medios. El camino que eligieron fue el de abrazar ciertos aspectos de la vida capitalista como la creación de empresas privadas (las cuales estaban prohibidas por aquella época en Rusia) o diferentes niveles de trueque y mercadeo. Lógicamente, mientras la legislación no permitiese el florecimiento de este tipo de actividades, todo esto se tenía que mantener oculto. Uno de los rusos multimillonarios más famosos de la actualidad, Román Abrámovich, fue de hecho arrestado por haber montado empresas privadas y manejar materias primas y productos manufacturados por canales que no estaban controlados por el Estado. Durante los 80 comenzaba así, un pequeño despegue de los negocios empresariales y de inversión, que convirtieron a algunas personas en adineradas. Aún con esto, todavía les quedaba un largo camino hasta convertirse en los grandes multimillonarios que son ahora.
Llegó Gorbachov, y con él una reforma conocida como Perestroika. Con ella se introducían claros objetivos de alejarse del férreo sistema socialista vigente hasta entonces, y de permitir la proliferación de empresas. La centralización de la planificación se comenzó a desmantelar para tratar de dar flexibilidad y rapidez a las decisiones, se trató de modernizar la vida política, y aunque parezca un poco de broma, el alcoholismo que era un gran problema en aquella época en Rusia (y yo creo que lo sigue siendo) trató de ser combatido.
Con la Perestrokia también se quitaron algunas leyes que regulaban salarios y flujos de dinero entre empresas, pero extrañamente se siguió manteniendo el sistema que he comentado anteriormente por el cual si una empresa tenía pérdidas, era el Estado el que las afrontaba dando subvenciones. Las empresas redujeron sus inversiones (para qué gastar dinero si el estado gastaba por ti) y el Estado vio como el sistema de subvenciones dejaba sus arcas vacías.
Otra de las medidas que se tomaron fue la liberalización de precios. La hiperinflación llamó a las puertas de la población soviética, la cual comenzó a sufrir de verdad el desastre económico que se les venía encima. Tan sólo los empresarios, que controlaban muchos de los suministros y materias, fueron capaces de salir a flote, e incluso aumentar su negocio haciendo así que Rusia se convierta en uno de los países con más diferencias entre ricos y pobres.
Todo esto, unido a diversas inestabilidades políticas entre las hasta entonces inamovibles instituciones soviéticas, provocó la caída absoluta del sistema soviético.

Llegamos entonces a la etapa regida por uno de los personajes más pintorescos de la historia reciente de Rusia: Borís Yeltsin.
Esta persona llegó al poder en 1991 ocupando por primera vez el puesto de presidente de la Federación de Rusia. A esta persona le tocaba un papel muy importante para el futuro de su país, ya que éste se encontraba económicamente hundido, atrasado con respecto a las economías punteras del momento, y además, sin dinero. Como no le quedaban muchas alternativas, se acabó aceptando un plan de estímulo para el país conocido como «Terapia de choque» diseñado por el FMI, EEUU y compañía, que se centraba en privatizaciones, liberalización y el pago de la deuda que el país había contraído en los últimos años.
Es este proceso de privatizaciones el que fomentó la creación de las grandes fortunas rusas. Rusia necesitaba dinero con urgencia. Sus cuentas eran incapaces de pagar las amplísimas y sobredimensionadas infraestructuras públicas heredadas de la época soviética, además de tener que hacer frente a los pagos de la deuda. Todos sabían que Rusia no iba a ser capaz de hacer frente a ese pago de deuda, y que estaban obligados a deshacerse de una buena parte del ente público que en ese momento poseían. Es aquí donde comienza la triquiñuela.
Como prerrequisito, hacía falta tener algo de dinero ahorrado. Los grandes multimillonarios rusos de hoy en día cumplían perfectamente esta condición, al haber conseguido hacer buenos negocios en la época de la Perestroika. Como Rusia necesitaba dinero urgentemente, estableció un plan por el cual se vendían acciones de empresas públicas en subastas con un límite de pujas (lo cual mantenía el precio de las acciones controlada y artificialmente bajo). Estas acciones salían a subasta a un precio ya de por sí muy inferior al que se debería haber establecido en un principio.Una vez vendidas las acciones, hacían que las empresas pasasen a manos privadas. El gobierno se comprometía (falsamente, porque todos sabían que no iba a poder hacer frente) a recomprar esas acciones en una fecha determinada, con un pequeño plus de beneficio para la persona que había comprado esas acciones. Si Rusia no era capaz de pagar, la empresa pasaba finalmente a manos de esa persona que había comprado sus acciones.
No estamos hablando de pequeñas empresas. Hablamos de empresas tan prósperas como las energéticas en el sector del petróleo, las cuales ya de por sí daban beneficios. El ansia de dinero rápido hizo que el gobierno ruso se tuviese que deshacer de ellas de una forma bastante «peculiar». Si no querías esperar a que esa empresa te diese beneficios a largo plazo, simplemente podías meterla en un cajón durante poco tiempo y esperar a que se revalorice, cosa garantizada ya que el precio de esas acciones fue artificialmente muy inferior al que los mercados habrían establecido. Con esto ya tienes tu pequeña gran fortuna a base de comprar empresas enormes a un precio ridículo.
Yo creo que Yeltsin sabía perfectamente lo que hacía al vender empresas de esta forma. El gobernar un país tan inestable en aquella época le sirvió como excusa perfecta para hacer negocio tanto él como sus amigos de las altas esferas, a cambio de aparentemente sanear las cuentas del país. Eso sí, durante su mandato parece que estas medidas de idea feliz no tuvieron mucho éxito ya que el PIB del país siguió bajando un buen cacho:

El privatizar empresas a lo loco no suele traer buenas consecuencias, al menos para la mayoría de la población. En este caso aparte de empeorar la economía, sólo sirvió para enriquecer de forma desmesurada a unos pocos. El panorama tan particular en cuanto a el cambio de políticas socioeconómicas fue un poco difícil de controlar, y propició cosas como esta. Tal vez les hubiera ido mejor con una apertura más gradual como la que están llevando a cabo los chinos, pero eso a estas alturas ya nunca lo sabremos.
Ostras! Clavado lo que está sucediendo actualmente en España.